Los niños necesitan animales de compañía

Dieter Krowatschek en su libro Los niños necesitan animales de compañía dice que “los animales a menudo demuestran ser mejores que los seres humanos. Ayudan a desarrollar la responsabilidad y la autonomía, y se comportan de manera equilibrada, sensible, alegre, atenta y cariñosa. Es imposible pasar por alto una influencia tan positiva. Incluso entre los adolescentes, que se encuentran en una fase de desarrollo en la que se sienten incomprendidos y ven a sus padres cada vez más inaccesibles, los animales actúan de manera estabilizadora”. (Plataforma Editorial, Barcelona). 

El autor cita un anónimo que dice: “Todos los niños deberían tener dos cosas: un perro, y una madre que les deje tener un perro”. No es necesario educar a los niños para que les gusten los animales. Nacen con una simpatía natural hacia ellos, simpatía que va creciendo o disminuyendo en el transcurso de la vida, según la influencia que los adultos ejerzan sobre ellos. Es tarea de todo educador fomentar el amor y el interés de los niños por los animales y educarlos para que los respeten y los traten de manera responsable. Lo cual redundará en el bien de los animales, de los niños y de la sociedad. Por encuestas realizadas se puede colegir la relación benéfica entre niños y perros porque: cundo vuelven de la escuela el perro se alegra y los saluda. Se divierten jugando con ellos. Tienen vivencias alegres y placenteras. Disfrutan pensando en el animal que los espera. A ellos pueden contarles todo lo que les sucede. Los entienden mejor que muchos adultos y los consideran como el mejor amigo. 

Está comprobado que los niños que tienen algún animal de compañía son más equilibrados, resistentes y tolerantes que los que no lo tienen. Aprenden a relacionarse con los demás y a asumir responsabilidades. 

Animanaturalis

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