Curiosidades sobre el alcohol y la resaca



La mayoría de nosotros arrastramos mitos alrededor del alcohol y las borracheras. He aquí unos cuantos:

Para emborracharse no hace falta beber alcohol. A veces basta con creer que estamos bebiendo alcohol para desinhibirnos. Al creer que estaban borrachos, los que no habían tomado alcohol se comportaban como si hubiesen bebido. Aquí podéis leer el experimento al respecto. El mismo tipo de efecto aparece en los ensayos clínicos: las personas expuestas a falsa hiedra venenosa desarrollan sarpullidos reales, los que beben cafés descafeinado están más despiertos y los pacientes que pasan por una falsa operaciones de rodilla afirman sentir menos dolor en los tendones “curados”.

Beber no ayuda a combatir el frío (cuando es justo lo contrario: provoca la engañosa sensación de calor debido la vasodilatación cutánea que implica pérdida de calor). Y no, nunca han existido los perros San Bernardo suizos que se paseaban por la montaña con un cubilete de alcohol colgado del cuello.

De nada sirve correr para “sudar” las copas de más que hemos ingerido. Más del 90% del alcohol que consumimos se metaboliza a través del hígado. Tomar dos cucharadas de aceite o un yogurt antes de consumir alcohol no evita la embriaguez. Tampoco es cierto que la resaca desaparezca bebiendo zumo de tomate o desayunando cerveza.

Beber no ayuda a olvidar. Más aún: el alcohol estimula áreas de nuestro cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria, tal y como se desprende de un estudio del Centro Waggoner para la investigación del Alcohol y las Adicciones de la Universidad de Texas (EE UU).

Cada vez que bebemos alcohol se muere un puñado de neuronas. Científicos del Hospital de la Universidad de Heildeberg estudiaron los efectos de dos vasos de vino en el cerebro con un escáner y comprobaron que al día siguiente todo vuelve a la normalidad, lo que implica que los cambios son reversibles.

Beber alcohol diariamente es benéfico Científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) elaboraron recientemente un estudio que ha sido publicado en la revista médica BMJ Open que sugiere que la cantidad de alcohol recomendable diariamente para mejorar nuestra salud no era tan elevado como hasta ahora creíamos (2 o tres copas diarias de vino). Concretamente, la cantidad óptima se reduce solo a una mísera media parte de una copa de vino (5 gramos). O una pinta de cerveza.

La alcohorexia o ebriorexia, una patología doble en la que se combinan el alcoholismo, la anorexia y la bulimia. Sobre todo afecta a mujeres menores de 30 años. Provoca desnutrición, ansiedad y daños psicológicos. Afecta tres veces más a las mujeres.

Abusar del alcohol en el fin de semana duplica el riesgo de morir de un paro cardiaco respecto a un consumo diario, según un estudio comparativo realizado en Francia y en Irlanda del Norte y publicado por la revista British Medical Journal (BMJ).

América es el lugar donde más alcohol se consume del mundo. La media de consumo de alcohol puro en los 35 países de América es de 8,5 litros por persona, un consumo que está por encima de la media global, que es de 6,13 litros.

Sólo en el Reino Unido, se calcula que el coste de atenciones médicas directamente relacionadas con borracheras son de 2.700 millones de libras anuales, y las pérdidas por absentismo laboral debido a resacas podrían llegar a 20.000 millones. El alcohol está relacionado de alguna forma con el 65% de los suicidios, el 40% de los casos de violencia doméstica y el 15% de los ahogamientos, entre otros.

Cuanto más oscura sea, peor podría ser vuestra resaca al día siguiente. Si decidís empinar el codo, tened en cuenta el color de la bebida alcohólica que vais a escoger. La culpa de ello la tienen los llamados congéneres. Los congéneres son componentes biológicamente activos que contienen muchas bebidas. Si ordenamos el alcohol en base a sus síntomas de resaca y por orden descendente, quedaría de tal manera: coñac, vino tinto, ron, whisky, vino blanco, ginebra, vodka y etanol ruso.

La resaca también se conoce bajo el nombre de guayabo, ratón, cruda (en sudamérica), goma (Panamá), hangover (Inglaterra), Futsu-ka-yoi (Japón, significa borrachera del segundo día). El término médico es veisalgia: etimológicamente proviene de kveis, término noruego que significa intranquilidad después de una bacanal, y algia, del griego, que significa dolor. Imaginaos un alcohol que no prudujera resaca. Dejad de imaginarlo, pues existe: investigadores del Imperial College de Londres están trabajando en un compuesto químico que produce sensación de embriaguez, pero que no deja la consecuencia adversa de la resaca y cuyo efecto se podría cancelar inmediatamente con un antídoto. En concreto, se está investigando con un grupo de sustancias llamadas benzodiazepinas.


Xataka

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